lunes, 24 de octubre de 2011

El retrato oval de Edgar Allan Poe



El retrato oval es un relato corto de Edgar Allan Poe. No es propiamente un cuento de terror, pero sí que nos narra una historia inquietante ocurrida en un ambiente sombrío, como es un castillo abandonado. Como siempre, lo podemos leer íntegro en la biblioteca digital Ciudad Seva, pinchando aquí.
Después de leer el cuento completo, contesta por escrito en una hoja de papel a las siguientes preguntas. La tarea se puede realizar en parejas o de manera individual. Para alguna de las preguntas, necesitaréis buscar información en Internet.

  1. ¿Quién narra la historia? ¿Cuántos personajes intervienen?
  2. ¿Dónde transcurre la acción? Precisa el país.
  3. ¿Por qué entran en el castillo y cómo?
  4. ¿Cómo es el castillo? ¿Está habitado?
  5. ¿Quién fue la Sra. Ann Radcliffe? ¿Por qué crees que la menciona el narrador? ¿Qué es una novela gótica?
  6. ¿En qué ocupa su tiempo el protagonista?
  7. ¿Qué ocurre al llegar la medianoche?
  8. ¿Quién fue Sully?
  9. ¿Por qué le llama tanto la atención el retrato oval?
  10. ¿Cuál es la historia del relato?
  11. ¿Cuál es tu valoración personal del cuento?
  12. ¿Qué dibujarías si tuvieras que condensar esta historia en una imagen. Dibújalo si quieres.

martes, 7 de junio de 2011

la voz

No os perdáis el escalofriante relato escrito por Juliana y Xènia....

Más zombis

Es posible ver clásicos de terror subtitulados en español, como la Noche de los muertos vivientes (www.horrorteque.com). Veamos un fragmento y analizemos algunos de los elementos que hemos ido estudiando como intrínsecos del género de terror.

Pero para zombis, nada mejor que Michael Jackson...


domingo, 5 de junio de 2011

¿La hipnosis es capaz de detener la muerte?

Eso es lo que se plantea en el cuento de Edgar Allan Poe: La verdad sobre el caso del señor Valdemar. ¿Es posible que alguien que se esté muriendo recobre la vida gracias a la hipnosis? Si quieres obtener una respuesta lee el cuento y contesta por escrito a las siguientes preguntas.
A continuación, deja un comentario en el blog con tu valoración personal sobre el relato.


Preguntas de comprensión (se contestan por escrito y se entregan al final de la hora)


  1. ¿Quién narra la historia? ¿Es un narrador en primera persona o en tercera persona? ¿Conocemos su identidadad al empezar el relato?
  2. ¿Cómo es física y psíquicamente el señor Valdemar?
  3. ¿Qué enfermedad mortal padece?
  4. ¿A qué hora da signos de estar hipnotizado?
  5. ¿Qué dice Valdemar una vez hipnitizado?
  6. ¿Qué reacción provocan las palabras del moribundo en uno de los enfermeros?
  7. ¿Durante cuánto tiempo mantienen en estado hipnótico al serñor Valdemar?
  8. ¿Cómo se resuelve la situación?
  9. ¿Qué opinión te merece el desenlace del relato?

lunes, 16 de mayo de 2011

Los ZOMBIS o MUERTOS VIVIENTES  son personajes característicos de las novelas y películas de terror.


Manel Loureiro empezó redactando un relato de Zombis en un blog. Sus entradas recibieron tantas visitas que una editorial pequeña primero y luego un gran grupo editorial decidieron publicar sus novelas. Pincha aquí si quieres conocer más detalles sobre este escritor.



Si quieres empezar a leer la novela, pincha aquí y entrarás en el blog donde entrada a entrada se fueron escribiendo los capítulos de esta historia de zombis.

lunes, 11 de abril de 2011

El hombre de arena

¿Sabes quién es el hombre del saco o el coco? Tradicionalmente, se les cuenta a los niños pequeños que se resisten a irse a la cama que si no se duermen, vendrá el hombre del saco y se los llevará.
En otros países, como Francia o Alemania, a los niños que no consiguen conciliar el sueño se les dice que llegará el hombre de arena o el vendedor de arena a depositarsles arena en los ojos para que se así les cierren y se duerman.

El hombre de arena es también el título de un famoso cuento del escritor alemán E. T. A. Hoffmann, donde se relata una historia relacionada con los terrores nocturnos de un niño.

He aquí el inicio del cuento que hay que leer para el miércoles:
Nataniel a Lotario
Sin duda estarán inquietos porque hace tanto tiempo que no les escribo. Mamá estará enfadada y Clara pensará que vivo en tal torbellino de alegría que he olvidado por completo la dulce imagen angelical tan profundamente grabada en mi corazón y en mi alma. Pero no es así; cada día, cada hora, pienso en ustedes y el rostro encantador de Clara vuelve una y otra vez en mis sueños; sus ojos transparentes me miran con dulzura, y su boca me sonríe como antaño, cuando volvía junto a ustedes. ¡Ay de mí! ¿Cómo podría haberles escrito con la violencia que anidaba en mi espíritu y que hasta ahora ha turbado todos mis pensamientos? ¡Algo espantoso se ha introducido en mi vida! Sombríos presentimientos de un destino cruel y amenazador se ciernen sobre mí, como nubes negras, impenetrables a los alegres rayos del sol. Debo decirte lo que me ha sucedido. Debo hacerlo, es preciso, pero sólo con pensarlo oigo a mi alrededor risas burlonas. ¡Ay, querido Lotario, cómo hacer para intentar solamente que comprendas que lo que me sucedió hace unos días ha podido turbar mi vida de una forma terrible! Si estuvieras aquí podrías ver con tus propios ojos; pero ciertamente piensas ahora en mí como en un visionario absurdo. En pocas palabras, la horrible visión que tuve, y cuya mortal influencia intento evitar, consiste simplemente en que, hace unos días, concretamente el 30 de octubre a mediodía, un vendedor de barómetros entró en mi casa y me ofreció su mercancía. No compré nada y lo amenacé con precipitarlo escaleras abajo, pero se marchó al instante.
Sospechas sin duda que circunstancias concretas que han marcado profundamente mi vida conceden relevancia a este insignificante acontecimiento, y así es en efecto. Reúno todas mis fuerzas para contarte con tranquilidad y paciencia algunas cosas de mi infancia que aportarán luz y claridad a tu espíritu. En el momento de comenzar te veo reír y oigo a Clara que dice: «¡son auténticas chiquilladas!» ¡Ríanse! ¡Ríanse de todo corazón, se los suplico! Pero ¡Dios del cielo!, mis cabellos se erizan, y me parece que los conjuro a burlarse de mí en el delirio de la desesperación, como Franz Moor conjuraba a Daniel. Vamos al hecho en cuestión.
Salvo en las horas de las comidas, mis hermanos y yo veíamos a mi padre bastante poco. Estaba muy ocupado en su trabajo. Después de la cena, que, conforme a las antiguas costumbres, se servía a las siete, íbamos todos, nuestra madre con nosotros, al despacho de nuestro padre, y nos sentábamos a una mesa redonda. Mi padre fumaba su pipa y bebía un gran vaso de cerveza. Con frecuencia nos contaba historias maravillosas, y sus relatos lo apasionaban tanto que dejaba que su pipa se apagase; yo estaba encargado de encendérsela de nuevo con una astilla prendida, lo cual me producía un indescriptible placer. También a menudo nos daba libros con láminas; y permanecía silencioso e inmóvil en su sillón apartando espesas nubes de humo que nos envolvían a todos como la niebla. En este tipo de veladas, mi madre estaba muy triste, y apenas oía sonar las nueve, exclamaba: «Vamos niños, a la cama... ¡el Hombre de Arena está al llegar...! ¡ya lo oigo!» Y, en efecto, se oía entonces retumbar en la escalera graves pasos; debía ser el Hombre de Arena. En cierta ocasión, aquel ruido me produjo más escalofríos que de costumbre y pregunté a mi madre mientras nos acompañaba:
-¡Oye mamá! ¿Quién es ese malvado Hombre de Arena que nos aleja siempre del lado de papá? ¿Qué aspecto tiene?
-No existe tal Hombre de Arena, cariño -me respondió mi madre-. Cuando digo "viene el Hombre de Arena" quiero decir que tienen que ir a la cama y que sus párpados se cierran involuntariamente como si alguien les hubiera tirado arena a los ojos.
La respuesta de mi madre no me satisfizo y mi infantil imaginación adivinaba que mi madre había negado la existencia del Hombre de Arena para no asustarnos. Pero yo lo oía siempre subir las escaleras.
Lleno de curiosidad, impaciente por asegurarme de la existencia de este hombre, pregunté a una vieja criada que cuidaba de la más pequeña de mis hermanas, quién era aquel personaje.
-¡Ah mi pequeño Nataniel! -me contestó-, ¿no lo sabes? Es un hombre malo que viene a buscar a los niños cuando no quieren irse a la cama y les arroja un puñado de arena a los ojos haciéndolos llorar sangre. Luego los mete en un saco y se los lleva a la luna creciente para divertir a sus hijos, que esperan en el nido y tienen picos encorvados como las lechuzas para comerles los ojos a picotazos.
Desde entonces, la imagen del Hombre de Arena se grabó en mi espíritu de forma terrible; y, por la noche, en el instante en que las escaleras retumbaban con el ruido de sus pasos, temblaba de ansiedad y de horror; mi madre sólo podía entonces arrancarme estas palabras ahogadas por mis lágrimas: «¡El Hombre de Arena! ¡El Hombre de Arena!» Corría al dormitorio y aquella terrible aparición me atormentaba durante toda la noche.
Yo tenía ya la edad suficiente como para pensar que la historia del Hombre de Arena y sus hijos en el nido de la luna creciente, según la contaba la vieja criada, no era del todo exacta; sin embargo, el Hombre de Arena siguió siendo para mí un espectro amenazador. El terror se apoderaba de mí cuando lo oía subir al despacho de mi padre. Algunas veces duraba su ausencia largo tiempo; luego, sus visitas volvían a ser frecuentes; aquello duró varios años. No podía acostumbrarme a tan extraña aparición, y la sombría figura de aquel desconocido no palidecía en mi pensamiento. Su relación con mi padre ocupaba cada vez más mi imaginación, la idea de preguntarle a él me sumía en un insuperable temor, y el deseo de indagar el misterio, de ver al legendario Hombre de Arena, aumentaba en mí con los años. El Hombre de Arena me había deslizado en el mundo de lo fantástico, donde el espíritu infantil se introduce tan fácilmente. Nada me complacía tanto como leer o escuchar horribles historias de genios, brujas y duendes; pero, por encima de todas las escalofriantes apariciones, prefería la del Hombre de Arena que dibujaba con tiza y carbón en las mesas, en los armarios y en las paredes bajo las formas más espantosas. Cuando cumplí diez años, mi madre me asignó una habitación para mí solo, en el corredor, no lejos de la de mi padre. Como siempre, al sonar las nueve el desconocido se hacía oír, y había que retirarse. Desde mi habitación lo oía entrar en el despacho de mi padre, y poco después me parecía que un imperceptible vapor se extendía por toda la casa. La curiosidad por ver al Hombre de Arena de la forma que fuese crecía en mí cada vez más. Alguna vez abrí mi puerta, cuando mi padre ya se había ido, y me deslicé en el corredor; pero no pude oír nada, pues siempre habían cerrado ya la puerta cuando alcanzaba la posición adecuada para poder verle. Finalmente, empujado por un deseo irresistible, decidí esconderme en el gabinete de mi padre, y esperar allí mismo al Hombre de Arena.

Una vez hayas leído el cuento, deja un comentario con tu opinión. ¿Ves algún punto en común con la película francesa "Los ojos sin rostro"?

Y hablando de terrores nocturnos... busca en tus recuerdos  más profundos y pon por escrito la peor pesadilla que hayas soñado en tu vida. Si eres afortunado y tu sueño siempre es plácido, siempre cabe la posibilidad de contar la de algún familiar o incluso de inventártela. Envíamela a mi dirección de correo.

miércoles, 6 de abril de 2011

Los ojos sin rostro

Vamos a ver un resumen de una película de terror de culto. Vamos a determinar los elementos narrativos que componen la historia: personajes, espacio, tiempo, planteamiento, nudo y desenlace. También vamos a determinar los elementos que contribuyen a crear terror.

martes, 1 de marzo de 2011

Ludopatic

 Hemos leído un cuento de terror titulado Ludopatic, escrito por Pedro Pastor. Hemos analizado los elementos que contribuían a crear miedo y nos hemos fijado en el vocabulario empleado. Antes de leer el desenlace nos hemos detenido a pensar en un final.
Aquí tenéis el resultado.




"La curiosidad se apoderaba de él, cuando de repente las siniestras máquinas tragaperras se encendieron, y sin ninguna moneda, se empezaron a mover. Solo oía campanas y su cabeza parecía que iba a arder. Al momento apareció una puerta de la nada y una sombra escalofriante la abrió. La incertidumbre y el miedo le comían por dentro. Dio un gran aullido, pero la tétrica sombra no se inmutó. La sombra se acercaba y al final le tocó, con unas manos frías como el mármol. Él, empequeñecido por el exceso de miedo, miró la cara de la misteriosa sombra. Horrorizado, vio con sus ojos cansados una especie de hombre que no tenía cara, sólo se le veían unos pequeños botones que brillaban en la parte alta de lo que tendría que ser su cara. El extraño hombre lo miraba. Tomás pidiendo auxilio gritaba. De repente del misterioso hombre salen estas palabras: 
-Señor, Señor, ¿me oye?
-Sí, sí, le oigo, dice Tomás. ¿Quién es usted?
El hombre se quita la mascarilla que lleva puesta y dice: -
Soy su médico, quiero saber cómo se encuentra. Si ya no tiene esas visiones en la que unas máquinas le perseguían y le aterraban. Lleva dos semanas aquí y todos los días eso le pasaba.
-Doctor, dice Tomás: Hoy me siento diferente. He conseguido ponerme delante de ellas y decir: ``dejadme en paz, que ya no os quiero ni ver ni tocar´´. Y el temor que las tenía ha desaparecido. Por ellas me olvidé de mi familia. Pero ya sé que nunca más me volverá a pasar. He aprendido la lección. Sonríe al médico y le dice:


- Devuélvame mi ropa que sólo quiero volver a casa. Mañana empieza mi nueva vida, porque mi atadura a las máquinas ya quedó atrás."
Samuel



"Tomás estaba asustado, desconcertado, pero... por el trocito de ventana, vio una luz de otro color (era verde y con puntitos rojos). Un rayo le alcanzó y lo convirtió en alien. ¡¡¡Era alienígena!!! Con su lengua pudo desatarse. En un rincón con su vista láser pudo ver su ropa y, como es normal, se quedó desnudo porque se estaba más fresquito. También se pudo vendar el dedo, suerte que días antes había hecho lecciones limitadas de medicina. Después aplastó a la rata y... ¡dios!, ¡qué a gusto se quedó!.

Tomas, empezó con las máquinas tragaperras y se vició. Día tras día jugaba hasta que un día a la máquina le cogió un ataque de epilepsia y le dio electricidad a Tomás. Cuando se despertó vio que todo había sido un sueño.
Xènia y Sergi


Tomás, que estaba asustado, siguió chillando y la rata del chillido se fue. Tomás se puso muy contento al darse cuenta de que no le estaban mordiendo.Tomás se dio cuenta de que dos hombres venían hacia él: uno era bajito y no paraba de hablar. Al final le miró de muy mala manera y le dijo que no hiciese nada que ahora le quitaría las cuerdas. Al soltarle,Tomás se fue corriendo, pero no pudo salir porque no había puerta. 
El hombre bajito le dijo que no se preocupara, que ahora no pasaría nada si salían en ese momento de la casa; que estaba embrujada y eso explicaba las máquinas tragaperras, poque al cabo de nada se fueron.
Entre los tres hombres salieron de la casa embrujada y Tomás de golpe se dio cuenta de que se habían ido y de que estaba en su casa mirando la televisión.

Alex, Grau y Nacho

[...] De las tres tragaperras....
La 1ª era amarilla y salían tres ruletas donde ponía vivir.
La 2ª era azul y no tenía pantalla.
La 3ª era roja y salían tres potes.
 Y se oyo una voz que decía: “Ya que has destruido tu vida con las máquinas tragaperras ahora te jugarás algo más que dinero ¡¡¡tu vida!!!
Al oír eso, las cuerdas se quemaron pero no el cuerpo y él fue hacia la máquina amarilla y tiró de la palanca. Intentó hacer las tres ruletas bien, pero solo hizo dos y la voz dijo “por cada vez que falles, te cortaré un miembro” y se le cayó el brazo izquierdo. Notó un dolor tremendo, pero se fue a la tragaperras de color rojo y se vieron en la pantalla tres potes boca ariba y en el del medio se metió una bola verde. Eso debía ser la vida. Los potes iban tan rápidos, que no se podían ver y de golpe se pararon y él tenía que elegir uno de los tres vasos. Si elegía mal, le cortarían otra extremidad. Eligió el de la izquierda. Se abrió el pote i si estaba la esfera verde. Pasó a la útima tragaperras, la azul pero no habia ninguna pantalla. despues aparecio una operacion matematica, era 9489568 X 591346. Tenia que saber esa respuesta en menos de un minuto o no tendria oportunidad de salir .penso y penso y dijo: 5611618078528 la maquina acepto y se hundio dejando libre un pasillo luminoso y....
De pronto todo se volvió oscuro el sentia como tenia el brazo izquierdo, pero ligado a la silla como el otro brazo y las dos piernas y un tipo de casco, le cojio una tension solamente de pensar “¿¿¿todo lo que he pasado para nada???”
De pronto se oye un ruido estrabagante y se be una luz que enboltaba una silueta humana que se acercaba asta que se vio que era un oficial de la policia lo desato lo levanto y dijo por un gualquitalqui “ he encontrado el rehen” des pues se lo explicaron todo un hombre se dedicaba a torturar sicologicamente a personas con un casco que proyectaba un mundo paralelo y que todo lo que habia visto no era real sino unas imagenes y despues atraparon al maniaco que lo controlaba.
Ricard


Aterrorizado, el hombre vio jugar a alguien con una de esas tres máquinas tragaperras. Su ropa era medieval y crepuscular. Cuando el extraño individuo que estaba jugando giró, vio su aspecto: era como si estuviera poseído, pero ese rostro me resultaba muy familiar...Era mi antiguo veciono !
-Verás amigo, te tengo aquí maniatado y desuno para vengarme de todo eso que me hiciste. ya sabes ,¡mataste a mi hijo ! Te voy a hacer una tortura nunca vista.-dijo el extraño individuo.....
Él estaba aterrorizado.A lamanecer el antiguo vencino llamado jake,entro en la camabra y llevó al maniatado a una sala totalmente cerrada i blindada donde solo habia una salida llena de cuchillos que acian entre otros una X continuamente, Jake dijo:
-Si consigues pasar por aquí vivo te iras y no te haremos nada y si no morirás en el intento.
MURIÓ.
Blanco

lunes, 14 de febrero de 2011

el "suspense" según Hitchcock y el efecto según Edgar Allan Poe

Alfred Hitchkock es considerado el maestro del suspense. Veamos cómo define él mismo el suspense.






Pongamos todo esto en relación con un fragmento extraído de un ensayo titulado "La filosofía de la composición" donde Edgar Allan Poe (1809-1849), el maestro de los cuentos de terror, da consejos sobre cómo escribir un buen relato. 




Si algo hay evidente es que un plan cualquiera que sea digno de este nombre ha de haber sido trazado con vistas al desenlace antes que la pluma ataque el papel. Sólo si se tiene continuamente presente la idea del desenlace podemos conferir a un plan su indispensable apariencia de lógica y de causalidad, procurando que todas las incidencias y en especial el tono general tienda a desarrollar la intención establecida.
Creo que existe un radical error en el método que se emplea por lo general para construir un cuento. Algunas veces, la historia nos proporciona una tesis; otras veces, el escritor se inspira en un caso contemporáneo o bien, en el mejor de los casos, se las arregla para combinar los hechos sorprendentes que han de tratar simplemente la base de su narración, proponiéndose introducir las descripciones, el diálogo o bien su comentario personal donde quiera que un resquicio en el tejido de la acción brinde la ocasión de hacerlo.
A mi modo de ver, la primera de todas las consideraciones debe ser la de un efecto que se pretende causar. Teniendo siempre a la vista la originalidad (porque se traiciona a sí mismo quien se atreve a prescindir de un medio de interés tan evidente), yo me digo, ante todo: entre los innumerables efectos o impresiones que es capaz de recibir el corazón, la inteligencia o, hablando en términos más generales, el alma, ¿cuál será el único que yo deba elegir en el caso presente?
Habiendo ya elegido un tema novelesco y, a continuación, un vigoroso efecto que producir, indago si vale más evidenciarlo mediante los incidentes o bien el tono o bien por los incidentes vulgares y un tono particular o bien por una singularidad equivalente de tono y de incidentes; luego, busco a mi alrededor, o acaso mejor en mí mismo, las combinaciones de acontecimientos o de tomos que pueden ser más adecuados para crear el efecto en cuestión.
Si deseas leer todo el artículo lo puedes encontrar aquí.

¿Qué destacarías del fragmento que acabas de leer?  ¿Crees que estos consejos pueden ayudarte a la hora de escribir un relato de terror?